Una sorpresa poco feliz encontraron dos familias en madrugada del domingo, cuando advirtieron que desconocidos habían destruido el parabrisas de su auto, que estaban estacionado en dos calles céntricas de la ciudad.
Pareciera que nadie escuchó nada.El estado en que quedaron los parabrisas debió escucharse al menos una explosión, uno de los autos estaba ubicado a metros de la comisaria, sobre calle Avellaneda, el otro a dos cuadras y media en calle Rivadavia casi Tarigo.

No es la primera vez, que vecinos de la ciudad han sufrido el actuar de vándalos, que rompen los vidrios de vehículos estacionados en la vía pública en diferentes sectores de la ciudad. En unos de los vehículos se encontró una botella de cerveza junto a la sillita de bebé. ¿Nadie vio nada? Parece que no.
Por este accionar, los dueños tendrán que pagar grandes cantidades de dinero para reparar las roturas de los autos, que en muchos casos de trata de una herramienta de trabajo.Lamentable y repudiable.

